Rodeado de sol, libros, instrumentos, cuadros, con
el marco tras el ventanal del río Maine y la silueta de la ciudad medieval, nos
recibe Enrique Merello-Guilleminot en el escritorio de su apartamento angevino,
a propósito de la publicación de su último libro. El siguiente es un resumen de
nuestro dialogo.
- ¿Cuáles son los móviles que le llevaron a
escribir y publicar este libro, Ud. que es conocido sobre todo por sus
contribuciones en el plano musical y musicológico?
- Entiendo que nada inhibe a quien ha
hecho pública su trayectoria a lo largo de cuatro décadas en el dominio de la
música a publicar un libro con un móvil más “literario” si cabe la expresión,
que musical. No es un hecho novedoso la existencia de músicos que escriben o
que pintan o que actúan, etc.
- Cuarenta años, ¡son muchos años!
- Hace
cuarenta años yo había hecho bastante: había terminado un curso de dibujo,
había escrito dos poemarios con cuentos, y todo un ciclo de canciones de estilo
popular que había interpretado en parte con un grupo juvenil a la guitarra. Y en
ese año 1980 comencé no sólo a estudiar la música más seriamente, decidido a
dedicarle mi vida, sino a hacer la crítica musical en un programa matinal que
entonces se emitía en la radio oficial del Uruguay, el SODRE.
- Entonces, podría decirse que con Diálogos
Ud. está volviendo a las fuentes, como se suele decir…
- Tal vez retomando un camino dejado un
poco de costado, pues este libro fue fruto de un largo proceso, iniciado
incluso antes de comenzar a incursionar en el mundo del canto gregoriano, repertorio
por el que en efecto se me asocia más. Hay en él trabajos que vienen de la
década del ’80 y del ’90, y otros completamente recientes. Es un trabajo de
gestación largo, y un trabajo de armado y conclusión relativamente corto. Ud.
me preguntaba sobre los móviles de este proyecto y yo le
respondo: hacer conocer entonces otro de mis intereses, que es escribir.
Compartir con el lector mis temas favoritos, desde mis formas preferidas que
son la poesía y la narrativa. Ahí están el amor (que es el centro y núcleo de
la vida) y también el desamor, la fe, la lejanía de la patria o del tiempo, el
concepto de destino según se nos ha enseñado, la historia, los ancestros, las
realidades alternativas, el fino borde entre la realidad y la ficción, el juego
como metáfora de la existencia misma…
- ¿Por qué el título?
- Precisamente, eso es parte del juego o
de la poesía, o de ambas cosas: es cierto que Diálogos no es un título original, tout
court, pero agregado al subtítulo Poesías y relatos varios, me
pareció que se dan más precisiones, al mismo tiempo que sugiere una colección
de muchas otras posibles, diríamos como un “surtido”, alejándola de los otros magníficos
Diálogos como los de Platón, los de San Gregorio el Grande, los
diálogos socráticos, los de Cicerón, los de Erasmus, obras todas monumentales,
aunque en estos casos más bien el término refiere a un género de prosa
desarrollado en la Grecia antigua. Reconozco sin embargo que decidí mantener este
título que elegí en los ’80, en homenaje a San Gregorio, un papa a quien venero por obvias razones, pero también por haber sido el primer biógrafo de San Benito de
Nurcia, el padre del monaquismo de Occidente y patrono de Europa. Lo que puede
sorprender al lector y a Ud. misma como habrá visto, es que la estructura dialógica
no es la principal característica de la obra. Más allá incluso a los globos de comics
de la cobertura, ese género artístico que mucho me gusta y aprecio, expresado a
la manera del pop art de Lichtenstein con sus puntos Ben-Day. En realidad,
los diálogos a los que refiere son de otro orden, y le dejo al lector encontrar
la clave del enigma.
- Digamos que el
profesor le deja deberes a los lectores… (risas).
- Y bueno, si Ud. quiere. Eso es parte de
los otros niveles de lectura. Pero también está el costado religioso. No es
novedad a esta altura que soy cristiano. Crear, ya sea escribir, hacer música o
dibujar, supone una suerte de diálogo, con Quien está por encima de
nuestra racionalidad y nuestra naturaleza. Es allí donde surgen las conexiones
y donde se da lo inefable. Es el estro, la inspiración, una epifanía resultante de utilizar
recursos desde el otro hemisferio cerebral, o como Ud. quiera llamarle. Así, la
creación se hace también una forma de oración.
- ¿Desde cuándo escribe?
- Cuando en mi infancia dibujaba, guionaba también las
tiras cómicas de los personajes que yo mismo creaba. También tomaba las
melodías de los tubes del momento que
entonces en los ’70 hacían furor en Buenos Aires y luego en Montevideo, para
ponerles letras propias, tan ingenuas como espantosas, antes de hacérselas oír
a mi familia, santa paciencia (risas). Tiempo después comencé a escribir las
letras con su música y finalmente, luego de creer dominar ese arte, me decidí a
escribir poesía, sin más, ya en la adolescencia, y también cuentos, que hoy
prefiero no leer.
- ¿Y cómo era esa poesía incipiente?
- Por entonces, aprendiendo de Baudelaire, a quien
descubrí en el liceo, buscaba las “correspondencias” ente las cosas, lo que me
rodeaba y lo que sentía. Lo básico, ¿no? Debo decir que adquirí entonces una
cierta habilidad en la adjetivación y luego en la metáfora. Entonces leía mucho
a los surrealistas, gracias a un libro que encontré en la Feria de Tristán
Narvaja, lo que tal vez sepa, es el más conocido marché aux puces del Uruguay: a Bretón, Artaud, Tzara, y también leía a los
modernistas uruguayos Herrera y Reissig, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou…
Hay poesías en mi libro que expresan esa estética surrealista, y otra dedicada
a Juana misma, “Elogio a Juana Fernández Morales”.
- Precisamente, en la primera parte del libro, que es un poemario, Ud. se
vale de diversos estilos, cosa que puede sorprender al lector desprevenido,
aunque hay que reconocer que ese procedimiento le da inusitada variedad...
- Desde esa variedad, creo que hay una unidad subyacente, o al menos es lo que
espero haber urdido. Los estilos para los temas que elijo son simplemente los
que entiendo más apropiados a lo que quiero expresar. Es lo que hago al
componer música. ¿Por qué habría yo de refusar una forma de lenguaje, si todo
el lenguaje se nos ha dado para utilizarlo a nuestro antojo cuando nos es
necesario? En ese sentido, la idea de “viaje de múltiples paisajes” a través de
la música del lenguaje poético me resulta seductora, para definir qué cosa son
mis Diálogos, por aquello de que "para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro", como decía Emily Dickinson.
- ¿Sus referentes en
poesía?
- Borges lo expresaba
con meridiana claridad: un libro habla de otros libros. ¿Cuáles son esos libros
que he leído y amado? Y bueno, en poesía al mismo Borges, un maestro y ya un
clásico en vida a quien vuelvo siempre con renovado placer, pero también Carlos
Sábat Ercasty, un uruguayo penosamente olvidado de obra profusa y alto vuelo
siempre -sus poesías parecen esculturas-; Juana de América, por cierto, o Bécquer,
Rubén Darío, los místicos españoles, etcétera.
- ¿Entiende que hay público
para la poesía hoy por hoy?
- Hoy por hoy el público se vuelca mayoritariamente a la
novela, un género del que no soy muy afecto, y que hace las veces de largometraje en papel. A su lector le interesa
sumergirse en universos cada vez más complejos, sentirse inmerso en ellos,
entrar en la piel de sus personajes, oler lo que huelen, escuchar lo que
escuchan. Y la poesía, más modesta en sus pretensiones, queda relegada a algún
estante de las librerías, para un círculo de interesados mucho más reducido,
diría que es una experiencia más íntima, entre el autor y el lector. Tampoco la
industria editorial apuesta a este género, y pareciera que pervive más por
acciones puntuales de municipios o entidades (concursos, festivales) que por los
medios masivos. La autoedición y ahora también la edición bajo demanda, han
dado y dan una mano a poetas y escritores muy valiosos.
- Justamente, Ud. luego de publicar con editoriales reconocidas en Uruguay
y en Francia, ha optado aquí por estas formas alternativas de publicar.
- Y lo seguiré haciendo a fin de publicar lo que quiero y
cuando quiero. Sé bien lo que es estar detrás de los editores, y entiendo que
ese no es mi juego. Tampoco persigo el “best-seller” ni apuesto a vivir de lo
que escribo, por lo cual puedo dormir tranquilo.
- También de esa forma publicó hace diez años Por los caminos de Dios –
Crónicas de un peregrino latinoamericano.
- Y en el 2017 un trabajo de paleografía musical. Precisamente, vea Ud., Por los caminos de Dios
es un libro de crónicas de viaje, pero desarrollado en forma de diálogo; un
trabajo que debió haber salido mejor, prácticamente sin ninguna difusión y no obstante
ello, recibió buena crítica.
- Diálogos, aparte de las trece poesías, incluye nueve narraciones,
algunas breves, otras más desarrolladas, donde el tema musical siempre está presente;
en algún caso es el asunto central, como en “El neuma”, o es el marco de acción,
como en “Suite de Bach”. Pero el lector encuentra mucho más que eso en esa
última sección.
- Sí, hay temas, épocas, escenarios diversos, como
diversas maneras de abordar la narración, distintos lenguajes. Jugar con el lenguaje
o los lenguajes es mi juego, incluyendo el número que es una forma de expresar algo, sea
una cantidad o una cualidad. Juego con el lenguaje como con todo, o con casi
todo, vamos; la música en efecto, ocupando un lugar de honor, nobleza obliga.
- También con la historia.
- Es que no se puede aceptar la “Historia” con mayúscula,
como una ciencia exacta, por más que la proteja Clío la antigua musa, y pese a Heródoto. Hoy hay una “historia oficial” como hay una “ciencia
oficial”, lo que no quiere decir que sean inapelables. En “Tartaria Magna, el reino del Gran Khan o el imperio perdido”
abordo ese controversial asunto.
- Un texto de ficción especulativa, que recuerda el “Tlön, Uqbar, Orbis
Tertius” borgeano.
- No puedo negar que cuando lo escribía tuve bien presente
esa magistral obra de Borges, cosa que expreso de manera elíptica allí en algún
momento del relato. Ojalá el resultado artístico fuera análogo. En realidad, como le decía, no
escribo obedeciendo a tal o cual movimiento, estilo o género. Ese tipo de
catalogaciones es tarea de los críticos, esto es: los que escriben sobre lo
escrito, haciendo de ese oficio a veces un trabajo de deconstrucción para ver
el “cómo” y el “por qué”, u otras veces un trabajo de lisa y llana disección
forense. Simplemente escribo por necesidad de hacerlo, y publico porque creo
que el resultado puede proporcionar placer al lector. En este mundo inundado de
información, como si de un nuevo diluvio se tratara, el ciudadano tiene acceso
a toda la literatura creada por el hombre, sea en papel o también en formato
numérico, por lo cual el hecho que seleccione mi libro y dedique parte de su
tiempo a su lectura, ya para mí es un gesto que me distingue y halaga. En ese
caso, encuentro allí otra forma de hacer el bien.
S.C.
Enrique
Merello-Guilleminot
- Dialogos - Poesías y relatos varios
Book on Demand, abril de 2020.
Book on Demand, abril de 2020.
120
pag. - 12,7 x 0,7 x 20,3 cm
ISBN 978-8413266510 (papel)
ISBN 8413266513 (e-book)
Click aquí para adquirirlo.
ISBN 978-8413266510 (papel)
ISBN 8413266513 (e-book)
Click aquí para adquirirlo.
Olá Henrique Merello.É com Grande satisfação que te parabenizo com essa obra maravilhosa.a leitura ainda é um dos meios de aventura e sonhos.Obra rica em conhecimento pessoal..um grande abraço da família.
ResponderBorrar