La aparición en el cambio de siglo de un curioso
grupo de música popular alemán denominado Gregorian bajo la conducción de
Frank Peterson, constituye una clara señal del interés masivo que tuvo hasta no
hace de esto mucho el universo vinculado al canto gregoriano, y luego el
gregoriano mismo, lejos de los estereotipos vinculados a su naturaleza.
En el primer trabajo discográfico más o
menos relevante de esta agrupación, denominado Masters
of Chant Chapter I
(1999) aparecen registrados ingeniosos arreglos de conocidas piezas del pop,
incluyendo The sound of silence, Brothers in arms, When a man loves a woman,
y otras. Con sonido ambiental, tempo rallentecido, coro masculino al unísono de
fraseo blando y sin vibrato, el efecto hay que reconocerlo agradable, pese al
edulcorante. Las presentaciones in concert de “Gregorian” incluían una puesta en escena donde los
juegos de luces, la coreografía e indumentaria monástica, eran evocadores y
novedosos, habida cuenta del público al
cual se orientaba. Fue darle una vuelta de tuerca más al proyecto de música
electrónica alemán “Enigma” que fundara Michael Cretu, David Fairstein y el mismo
Peterson, cuyos trabajos incluían samples
de la Kapelle Antiqua conducida por Konrad Ruhland –por los que luego debieron
hacer frente a sendas demandas legales- y mucho “ambiente” pop, rock y new age.
De hecho, estos samples eran el único gregoriano auténtico que se podía
escuchar en esta clase de producciones (1).
“Enigma” allanó el camino tanto de
“Gregorian” como del proyecto francés “Era”, entre otros. Se trata de materiales
fonográficos hoy fácilmente localizables en los escaparates de las disquerías,
que desde la evocación de este repertorio litúrgico han contribuido a que el
mismo exista de alguna forma en el horizonte de conocimiento del público
masivo; ¡y a que el gregorianista se vea exigido a disertar en
panorámica sobre su materia, previo a una celebración litúrgica o un concierto,
cuando se le pregunta dónde están los instrumentos que van a acompañar el canto!
"Gregorian": el hábito no hace al monje.
DE “ENIGMA” A LOS MONJES DE SILOS
Siendo el resultado tan lejano del género original,
de su riqueza melódica, rítmica, expresiva, el riesgo de las confusiones y de
simplificaciones de todo tipo resulta evidente. Pero aún salido de las naves de
las iglesias y penetrado en toda clase de escenarios, este tipo de experimentos
promovió –justo es decirlo- en ciertos auditorios alejados de la fe cristiana,
de su arte y de los recintos sacros, el conocimiento de este “estilo
gregoriano”.
Tema tan antiguo como el gregoriano mismo
es su ductilidad, que supo ser simultáneamente materia de trabajo para
trovadores y troveros -los cantautores de antaño-, los organistas de
Notre-Dame o de St. Martial, los compositores del Calixtinus, hasta los
polifonistas renacentistas, por no mencionar los tantos creadores modernos y
contemporáneos que extrajeron de su cantera valiosos recursos musicales. En
efecto, “monumento incomparable por la riqueza, variedad y espiritualidad de su
composición musical, destinada a subrayar los más bellos textos de la Biblia”
en palabras de Michel Huglo (2), el
gregoriano sin duda no deja de cautivar, en toda la extensión del término. Por
lo cual la reflexión aquí pasa por el
avance de la cultura de masas sobre la música llamada “culta”, se llame Waldo
de los Ríos y los restos de la Sinfonía
N°40 de Mozart, los Cuadros de una exposición de Moussorgky según Emerson,
Lake & Palmer, la melodía principal de Para Elisa de Beethoven transformada
en metálico ringtone, el Ave Maria de Bach-Gounod tal como fue
presentado por la cantante franco-estadounidense Arielle Dombasle y el grupo “Era” (3), “Gregorian”,
y los beneficios directos que tiene sobre la obra y/o el género original, sin
aditamentos, clichés o deformaciones, esta clase de “arreglos” para un publico más
generalizado.
En el caso del canto gregoriano, alejado ya
el suceso de 1994 que significó la masificación de aquellas masterizaciones de
antiguos registros realizados por los monjes de Silos, pareciera que el halo mistérico que enmarca este compendio de
melodías, no hizo más que consolidarse en un tiempo necesitado de respuestas a
aquello concerniente a lo trascendente de las cosas. Y hoy, extraído el
estereotipo, que campee como música alternativa, cuando la cultura busca
sus fuentes primigenias, como forma de regeneración y supervivencia.
Enrique MERELLO-GUILLEMiNOT
(1) Su exitoso sencillo Sadeness utiliza fragmentos de la antífona Cum angelis con el Sal. 24 (23), 7-10 (LU, 588).
(2) Cf. HUGLO, Michel: Musiques
latines, en Le Monde de la Bible 37 (1985).
(3) Más allá de valor artístico de su video clip dado a conocer a
mediados de 2013, no deja de causar una sensación extraña, por así decirlo, observar
cómo los esplendorosos interiores de la iglesia de Val-de-Grâce, en donde los
domingos de otrora resonaban los neumas del
Choeur Grégorien de Paris, se
transformaron en escenografía de lujo de este insólito proyecto musical .