Durante el desarrollo cultural
impulsado por los monarcas carolingios, en los siglos VIII y IX, se consolida el cristianismo en la Galia. El vínculo entre Pipino el Breve y el
papa Esteban II -quien por su “autoridad apostólica” lo ungiera rey en el 754,
en sustitución de Childerico III, el último rey merovingio- señala el comienzo
de una forma de asociación entre el
poder temporal y el espiritual que, salvaguardando sus mutuas áreas de acción,
hizo de Roma un centro de autoridad moral, coexistente con los monarcas de
turno.
Fruto de esa suerte de imperium christianum emergente y por iniciativa del propio nuevo monarca, es la reforma de la liturgia y el canto que la acompaña, empresa confiada a un culto aristócrata formado en el palacio por Carlos Martel: Crodegango, nacido en la zona de Liège hacia el 712 y fallecido el 6 de marzo de766.(1) Es la razón por la cual esta ciudad se constituye bajo su acción en uno de los más importantes centros musicales de la Galia y también de Europa entre los siglos VIII y XII. Y razón de que la divulgación y práctica del canto romano -el primer nombre que recibió el gregoriano-, haya debido utilizarse en todo el imperio, según prescripciones de Carlomagno del año 789, en sustitución del proveniente de los ritos antiguos, entonces en uso en la región: “Que todos aprendan el canto romano (...) y se suprima el oficio galicano, en vistas a la unidad con la sede apostólica”.(2)
Crodegango, o también Godegrand, Gundigran, Ratgang, Rodigang, Sirigang
en un vitral de la capilla Sainte-Glossinde de Metz.
MESINO,
CAROLINGIO, GREGORIANO
La romanización de los usos
litúrgicos del país de los francos involucraron a cantores y músicos mesinos
destacados, entre los que sobresale Amalario
de Metz (775-853). Fueron ellos quienes llevaron adelante esta reforma
de la música ritual católica, sobre la base del cantus gallicanus que
floreció entre los siglos IV y VI, y del viejo romano. En lo general, el
trabajo consistió en aplicar a las piezas del primitivo repertorio romano, de uso litúrgico y organización ya
determinados, elementos melódicos nuevos.
Por tanto, el rito (y con éste el canto) introducido por
Pipino el Breve y su hijo Carlomagno no es el rito papal, hoy denominado
“romano antiguo”, sino el producto de una hibridación de éste con los ritos
locales. Se trata, en efecto, de un verdadero trabajo de re-elaboración o de
síntesis, expresado en la ecuación
“Antiguo romano” +
Galicano = Canto gregoriano
La misma ha llevado a adjudicar a S.
Crodegango la creación del canto gregoriano. La referencia a un escrito del año
886 o 887 de Notker Balbulus, monje de St. Gall, en donde se da cuenta que en
el entonces, el canto eclesiástico se llama en su país canto mesino, podría
echar luz sobre el tema. Sin embargo, la afirmación de que el gregoriano nació
en Metz, conlleva la desatención del proceso anterior y de las fuentes
universales de distintas procedencias que le dieron base material, tanto a la
música practicada en Letrán o la que
utilizaba el culto galo. Por lo que sería más apropiado sostener que fue
en Metz donde se terminó de conformar
el repertorio gregoriano en su funcionalidad, textos y forma melódica actuales.
Enrique MERELLO-GUILLEMINOT
(1) De allí que el 6 de marzo precisamente, sea el día en que la Iglesia celebra su memoria.
(2) Cf. Admonitio generalis, 23/03/789,
N°80, citado por Georges TESSIER: Charlemagne, p. 307, coll. “Le mémorial
des siècles” dirigida por G. Walter (Albin Michel, Paris, 1967).
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