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lunes, 17 de abril de 2023

CAMINANDO SOBRE EL SURCO GREGORIANO

Entrevista: S.C.

Enrique Merello-Guilleminot acaba de re-editar Por los caminos de Dios – Crónicas de un peregrino latinoamericano (BoD, España, febrero de 2023), una obra original, de múltiples riquezas que se ofrece en papel y en formato e-book en librerías y plataformas de todo el mundo. La ocasión fue propicia para conversar con el autor sobre la misma, a fin de adentrarnos en sus aspectos más sobresalientes.

-Podría Ud. explicar en qué consiste Por los caminos de Dios?

-El libro se me ocurre una metáfora del viaje al que todos estamos llamados a hacer, porque responde fácticamente a la búsqueda más importante que puede hacer el ser humano, que es la búsqueda de Dios, el Creador de todas las cosas, omnipresente y omnisciente.



El autor frente al pórtico de acceso a la Abadía de Santo Domingo de Silos (España)

-¿Por qué un gregorianista escribiría un libro de estas características?

-Precisamente, el hilo conductor es el canto gregoriano, un patrimonio de la humanidad que expresa como ningún otro repertorio melódico la belleza de la alabanza divina. Más allá de eso, escribo desde mi infancia y lo seguiré haciendo, porque escribir o incluso dibujar no colisiona con mi profesión musical.

-¿Qué razones encuentra para presentar un libro de crónicas de viaje en el siglo XXI?

-Bueno, el género de relatos de viaje, esto es la literatura de viajes, reales o imaginarios, es tan antiguo como el hombre, yo diría; en la Edad Media era la “banda ancha” para conocer el resto del mundo...o para soñar. Hoy tenemos internet y es fácil viajar en presencia a conocer otros lugares, o cómodamente sentados a partir de los testimonios de quienes los describen en imágenes. Personalmente, el encanto de “leer” diferentes escenarios geográficos a partir de una descripción literaria me sigue resultando muy especial. La lectura hace de esto una experiencia personal.

-¿Qué diferencias existe entre esta edición española de la obra con la primera edición aparecida en Montevideo en 2010?

 -Unas cuantas. Los que escribimos siempre re-escribimos. Hay correcciones y actualizaciones de ciertos datos, siempre con la idea de afilar el lápiz, de una mayor precisión en el desarrollo narrativo. Lo que está consignado en un aparato crítico bastante importante, sin mencionar un apartado descriptivo de los monasterios benedictinos que visito o menciono.

                               Cubierta de la 1era. edición de la obra, publicada en Montevideo en 2010.

-¿Cuándo tuvo lugar la peregrinación que da lugar al libro?

-El viaje, que fue una peregrinación a Roma atravesando cuatro países, tuvo lugar antes del cambio de siglo, concretamente en 1996; es decir prácticamente antes del boom de internet. Sin embargo, por lo que le decía antes, es evidente que su contenido lo hace atemporal. 

 -Una de las novedades del libro es su formato.

-Es verdad. El formato, que me parece bastante original, es un largo diálogo en el cual más que describir los diversos lugares por donde transcurre el viaje y el relato -monasterios, iglesias, monumentos, etcétera-, profundiza en los sentimientos que estos desprenden en el personaje, que en este caso soy yo mismo, en relación a mi interlocutor. Dialogar es intercambiar, y así se hace una forma de encontrar respuestas o certidumbres, de enriquecerse. Que es lo que quiero precisamente compartir con el lector.

Descárguelo aquí:  
Por los caminos de Dios
 
 S.C.
 
Enrique Merello-GuilleminotPor los caminos de Dios – Crónicas de un peregrino latinoamericano

Books on Demand, febrero de 2023

242 páginas - 2 x 1.7 x 19 cm

ISBN: 978-8413734057 (papel)

ISBN: ‏ 8413734053(e-book)

                                                                                                                                                       

 


jueves, 13 de abril de 2023

CLAUSTROS



Claustros, el ritmo inquebrantable

en espacios de misterio

Sembrados allende el tiempo

Donde san Benito y san Bernardo;

Letanías que ruedan en los siglos

Como los neumas que acarician sus piedras,

Sus arcos,

Su elocuente cadencia.

Claustros que espaciaron

Procesiones fragrantes,

Que entonaron con sus monjes

Y sus monjas

Al Cristo de Dios,

De un Pueblo, el clamor inusitado.

Claustros que hablan con su silencio,

Que esperan con su secreta resonancia

Y sus capiteles

Con historias,

Con su acanto,

Con sus viejos órdenes o sus geometrías,

Con sus oculus que bajan

El sol y la luna de lo alto.

Claustros a los que se vuelve

Cuando el mundo ruge,

Cuando el cielo se oscurece,

Cuando quien busca a veces

(Pareciera) vanamente

En el cemento

Necesita de Dios, Su silente abrazo.

En ese íntimo cuadrilátero

Donde la fuente canta,

Sí: el hombre lo encuentra

en su arcano templo santo.

                                            Solesmes, 14 de septiembre de 2019

(C) Tomado de Merello-Guilleminot, E. (2021) - Dialogos - Poesías y relatos varios, España, BoD.

Imagen: Claustro de la Abadía de Santo Domingo de Silos (España)

miércoles, 2 de noviembre de 2022

CINCO OBRAS NEO-GREGORIANAS

 Entrevista: S.C.

Nos recibe nuevamente en su apartamento angevino Enrique Merello-Guilleminot. La presente nota resume el diálogo mantenido a propósito de una publicación reciente.

- En conmemoración del 35° aniversario del comienzo de su actividad como gregorianista, hace muy poco ud. hizo público en carácter de descarga libre, un conjunto de piezas de tipo gregoriano de su autoría ¿Qué nos puede decir a este respecto ?

-Habría que denominarlas piezas de « neo-gregoriano », aunque esto del “neo-gregoriano” no es tan nuevo, ni tampoco lo son estas piezas. De hecho la denominación « gregoriano » suscita un problema técnico de resolución no tan evidente.

-¿Cómo es esto ?

- Me explico : el repertorio gregoriano strictu sensu fue compuesto en la segunda parte del siglo VIII. No contamos aquí las piezas del llamado Ordinario de la misa (esto es, las piezas que se cantan siempre), ni el repertorio de los himnos y secuencias ni otras piezas extra-litúrgicas, las que sin embargo han sido asimiladas al llamado canto « gregoriano » sobre todo a partir de S. Pío X, e incluso adecuadas a su sistema de notación e interpretación. Quiere decir que las piezas posteriores han sido compuestas en el estilo de las del fondo antiguo, o adaptadas sus melodías al texto nuevo. Esto ocurre cuando la Iglesia establece nuevas festividades, como es el caso del introito Signum magnum de la Asunción de la Virgen María, que dom Claude Gay, monje de Solesmes, adaptó de In virtute del Común de Vírgenes, o cuando se introducen otras secciones en la Liturgia, como la aclamación de la misa Mysterium fidei, cuya melodía dom Eugène Cardine, también monje de Solesmes, adaptó de la antífona Crucem tuam del Viernes Santo. La genealogía de las piezas es pues un tema complejo tanto como su clasificación conforme a su estética e involucra distintas areas de investigación.

- Quiere decir que en el repertorio « gregoriano » tal como hoy se entiende, hay piezas « neo-gregorianas » ?

- El estudioso las conoce bien. Sin contar estas adaptaciones, o las piezas construidas a partir de fórmulas, un procedimiento muy usado que se denomina técnicamente "centonización", hay piezas tardías que escapan al estilo más propio del gregoriano y que sin embargo nadie las discute porque ya pertenecen a la Tradición de la Iglesia y están en los libros de canto. Se cantan siempre y así debe ser. Basta pensar en las antífonas marianas. Ni qué decir de la famosa Misa Real de Henri Du Mont puesta allí en el Liber usualis como pieza gregoriana, ¡cuando proviene del período barroco ! 

 

LA MISA GUARANÍ

- Hablemos de sus piezas. Ud. me decía que no son tan recientes.

- Así es. La última es la Missa II Avañe'e (Guaraní) que tiene ya once años. Esta obra más que « neo-gregoriana » -porque utiliza los modos gregorianos y está escrita en notación cuadrada, que es la que hoy universalmente se considera su notación propia- yo la enmarcaría en lo que denomino « música imposible ». ¿Cómo puede ser posible una misa con sus cuatro partes fijas (Kyrie, Gloria, Sanctus y Agnus Dei) de su forma gregoriana propia, pero escrita en una lengua amerindia como el guaraní ?

- ¿Cómo y por qué la compuso ?

- Ante todo, debo decirle que el guaraní es una hermosa lengua y que la cultura guaraní-misionera siempre me ha interesado mucho. Me encontraba entre 2011 y 2012 en misión docente enviado por el Coro gregoriano de París en Ciudad del Este (Paraguay), enseñando gregoriano en el hoy desaparecido Seminario San José, cuando se me ocurrió componerla, cosa que hice con inmenso placer como regalo al pueblo paraguayo.

- ¿Qué más puede decirnos de ella ?

- Que es una obra extremadamente simple, ex profeso, diría, con el objeto de que sea cantada en parroquias, sin ninguna dificultad. Fue estrenada por mis alumnos del Seminario durante las misas que cantábamos en la Catedral en presencia del Obispo del lugar, y su recepción fue muy buena.

- ¿Qué ocurrió después con ella ?

- Se editó en un cancionero religioso y entiendo que se sigue cantando en la actualidad.

EL AVE MARIA Y EL PATER NOSTER

-¿Y en relación a las otras piezas ?

- La primera en antigüedad es un Ave Maria alternativo al que todos conocemos y que fue la base sobre la que Tomás de Victoria escribió el suyo, a cuatro voces. El mío fue compuesto en Montevideo en 1987 cuando la visita de Juan Pablo II al Uruguay y hoy siento que peca de « moderno », con sus cadencias sugeridas y su forma con re-exposición temática. De todas formas lo cantamos mucho con el Coro « San Gregorio Magno » que dirigía el Prof. Garateguy por esa época y luego con la Schola Cantorum de Montevideo. ¡Hasta se cantó en mi boda !

- Hay también un Pater noster.

- Así es. Y es de los que se conocen, el más atípico.

- ¿Por qué ?

- Porque si uno se refiere a los Pater del Kyriale Romanum, que son tres (dichos A, B y C), se constata que su construcción es completamente diferente. Su forma es más propia a una antífona que a un recitativo litúrgico. Y sin embargo,  me parece que se “engancha” sin dificultad al Praeceptis salutaribus moniti del celebrante.

- Pese a esto, es decir a su forma “atípica”, se me ocurre que está más en el espíritu gregoriano.

- Bueno, es posterior al Ave Maria ; lo escribí en 1989. Y el porqué de la forma se lo respondo : he creído que la importancia de la Oración Dominical ameritaba una melodía propia. El Padrenuestro es la única oración revelada, y eso sería una razón suficiente para haberlo escrito.

 
 LA MISA BREVIS

- También hay otra misa.

- Sí, la Missa I, una misa brevis (breve) ya que tiene tres partes (Kyrie, Sanctus y Agnus Dei). Lo que sería una misa ferial como la Missa XVI o XVIII del Kyriale Romanum. Fue compuesta en Salinas (Ciudad de la Costa, Uruguay) en 1991, y en ella procuré ajustarme al estilo propio, con algunas salvedades, como el melisma sobre la última sílaba del eleison final.

- ¿Qué acogida ha tenido ?

- Solamente hice cantar el Kyrie por mis alumnos en el Seminario San José. Si ud. me permite la anécdota, tras la misa, el rector del Seminario, un sacerdote inglés muy partidario del gregoriano, se me acerca con estas palabras : « No conocía este Kyrie. ¿A qué misa pertenece? ».

-¿Sería factible su interpretación integral?

-En realidad, ud. sabe que hablando del Ordinario de las misas, se tiene una cierta libertad en la elección de las piezas, al punto tal que hay en el Kyriale Romanum un conjunto de piezas ad libitum: once kyries, cuatro glorias... Son las que la edición Vaticana aceptó como tales. Siempre se compusieron misas en el estilo del canto llano, para decirlo más precisamente. Ya hablamos de Du Mont, quien compuso cinco Misas de Canto llano publicadas en 1669 que fueron muy populares en Francia incluso hasta antes del concilio Vaticano II. Lo que hizo Roma cuando la edición Vaticana fue escoger y ordenar las piezas de más valor. Por ende, y estando afuera de ese selecto conjunto, entiendo que mi Missa I podría lícitamente cantarse en la Liturgia tal como se canta polifonía o piezas populares.

UN ALELUYA DE DIFUNTOS

- Finalmente, ud. escribió una pieza muy curiosa, un aleluya para la Misa de Difuntos.

- Eso fue en Montevideo, hacia 1992, es decir que hace exactamente treinta años. El Vaticano II incorporó la práctica de cantar el aleluya en lugar del tracto Absolve Domine, pero echando mano al texto (apócrifo) de IV Esdr 2,34-35 Requiem aeternam, el mismo que el introito, sobre el timbre aleluyático del Modo VIII, lo que constituye una melodía tipo, usada en otras partes del año litúrgico. Entonces, me dije, ¿por qué no una melodía original sobre el magnífico texto paulino de 1 Co 13,12 Videmus nunc per speculum? Un texto rico, profundo y ni qué decir apropiadísimo cuando se despide a alguien que deja este plano.

- Esta pieza tuvo su andadura también.

- Así es. En 1996 canté su aleluya en el PIMS (Instituto Pontificio de Música Sacra) de Roma. Fue en la fiesta de San Enrique. Y posteriormente en 2005, miembros del Coro gregoriano de París la interpretaron completa en la Maison de l’Amérique Latine, en París, tras una conferencia que ofrecí allí. Debo decir que es la única -para ser fieles a la Tradición- que cuenta con los signos neumáticos de Saint-Gall (uno de las más antiguos sistemas de notación del gregoriano venido de la Edad Media) y que además fue reproducida en el libro Por los caminos de Dios – Crónicas de un peregrino latinoamericano, aparecido en Montevideo en 2010, cuya 2da. edición verá la luz próximamente.

-Debiera poder cantarse en un contexto litúrgico…

- Es lógico que cuando se desea cantar gregoriano uno se refiera a la edición Vaticana, que es el gregoriano que la Iglesia reconoce como tal. Después están las piezas que por alguna razón se dejaron de lado y por lo tanto no están incluidas en los libros actuales, o finalmente las versiones melódicas “corregidas”, las ediciones “críticas” hechas a nivel privado hoy tan de moda, de lo que personalmente soy contrario pues la Liturgia no es un laboratorio de experimentación, y el gregoriano debe unir a los fieles, no separarlos. Pero siempre estamos hablando de un repertorio antiguo. En cuanto a las piezas nuevas, ya no entrarían en la categoría de “gregoriano” aunque de aspecto se les asemeje. El Videmus nunc podría entrar en lo que sería una Misa de Requiem, como la de tantos compositores, necesitándose para ello las demás piezas. Y le aseguro que por el momento no quisiera correr con la misma suerte que Mozart (risas), por lo que seguramente quedará así, como una pieza aislada, como un aleluya diferente y no-oficial al aleluya Requiem aeternam.

- ¿Cómo se explica que ud., un gregorianista reconocido, haya escrito estas piezas "por fuera” del repertorio gregoriano auténtico?

- Bueno, antes de dedicarme al canto gregoriano componía, escribía, dibujaba, todo lo cual prácticamente sigo haciéndolo, conforme a mi disponibilidad en razón a mis obligaciones. Hay cosas a las que uno no puede resistirse: concretamente, el deseo de expresarse en el marco de un lenguaje musical que le es completamente familiar. Aunque si nos atenemos a la profundidad, concisión, perfección y belleza del canto gregoriano, uno debiera dejarse de todas estas cosas para tan solo cantarlo, oírlo o admirarlo tout court, como dirían los franceses.                                        

Disponible gratuitamente en: https://merello-guilleminot.blogspot.com/p/descargas.html

S.C.


viernes, 10 de julio de 2020

Tras la publicación de Diálogos – Poesías y relatos varios: DIALOGANDO CON ENRIQUE MERELLO

Rodeado de sol, libros, instrumentos, cuadros, con el marco tras el ventanal del río Maine y la silueta de la ciudad medieval, nos recibe Enrique Merello-Guilleminot en el escritorio de su apartamento angevino, a propósito de la publicación de su último libro. El siguiente es un resumen de nuestro dialogo.

- ¿Cuáles son los móviles que le llevaron a escribir y publicar este libro, Ud. que es conocido sobre todo por sus contribuciones en el plano musical y musicológico?

- Entiendo que nada inhibe a quien ha hecho pública su trayectoria a lo largo de cuatro décadas en el dominio de la música a publicar un libro con un móvil más “literario” si cabe la expresión, que musical. No es un hecho novedoso la existencia de músicos que escriben o que pintan o que actúan, etc. 

- Cuarenta años, ¡son muchos años! 

-  Hace cuarenta años yo había hecho bastante: había terminado un curso de dibujo, había escrito dos poemarios con cuentos, y todo un ciclo de canciones de estilo popular que había interpretado en parte con un grupo juvenil a la guitarra. Y en ese año 1980 comencé no sólo a estudiar la música más seriamente, decidido a dedicarle mi vida, sino a hacer la crítica musical en un programa matinal que entonces se emitía en la radio oficial del Uruguay, el SODRE.

- Entonces, podría decirse que con Diálogos Ud. está volviendo a las fuentes, como se suele decir…

- Tal vez retomando un camino dejado un poco de costado, pues este libro fue fruto de un largo proceso, iniciado incluso antes de comenzar a incursionar en el mundo del canto gregoriano, repertorio por el que en efecto se me asocia más. Hay en él trabajos que vienen de la década del ’80 y del ’90, y otros completamente recientes. Es un trabajo de gestación largo, y un trabajo de armado y conclusión relativamente corto. Ud. me preguntaba sobre los móviles de este proyecto y yo le respondo: hacer conocer entonces otro de mis intereses, que es escribir. Compartir con el lector mis temas favoritos, desde mis formas preferidas que son la poesía y la narrativa. Ahí están el amor (que es el centro y núcleo de la vida) y también el desamor, la fe, la lejanía de la patria o del tiempo, el concepto de destino según se nos ha enseñado, la historia, los ancestros, las realidades alternativas, el fino borde entre la realidad y la ficción, el juego como metáfora de la existencia misma…


- ¿Por qué el título? 

- Precisamente, eso es parte del juego o de la poesía, o de ambas cosas: es cierto que Diálogos no es un título original, tout court, pero agregado al subtítulo Poesías y relatos varios, me pareció que se dan más precisiones, al mismo tiempo que sugiere una colección de muchas otras posibles, diríamos como un “surtido”, alejándola de los otros magníficos Diálogos como los de Platón, los de San Gregorio el Grande, los diálogos socráticos, los de Cicerón, los de Erasmus, obras todas monumentales, aunque en estos casos más bien el término refiere a un género de prosa desarrollado en la Grecia antigua. Reconozco sin embargo que decidí mantener este título que elegí en los ’80, en homenaje a San Gregorio, un papa a quien venero por obvias razones, pero también por haber sido el primer biógrafo de San Benito de Nurcia, el padre del monaquismo de Occidente y patrono de Europa. Lo que puede sorprender al lector y a Ud. misma como habrá visto, es que la estructura dialógica no es la principal característica de la obra. Más allá incluso a los globos de comics de la cobertura, ese género artístico que mucho me gusta y aprecio, expresado a la manera del pop art de Lichtenstein con sus puntos Ben-Day. En realidad, los diálogos a los que refiere son de otro orden, y le dejo al lector encontrar la clave del enigma. 

            - Digamos que el profesor le deja deberes a los lectores… (risas).

- Y bueno, si Ud. quiere. Eso es parte de los otros niveles de lectura. Pero también está el costado religioso. No es novedad a esta altura que soy cristiano. Crear, ya sea escribir, hacer música o dibujar, supone una suerte de diálogo, con Quien está por encima de nuestra racionalidad y nuestra naturaleza. Es allí donde surgen las conexiones y donde se da lo inefable. Es el estro, la inspiración, una epifanía resultante de utilizar recursos desde el otro hemisferio cerebral, o como Ud. quiera llamarle. Así, la creación se hace también una forma de oración. 

- ¿Desde cuándo escribe?

- Cuando en mi infancia dibujaba, guionaba también las tiras cómicas de los personajes que yo mismo creaba. También tomaba las melodías de los tubes del momento que entonces en los ’70 hacían furor en Buenos Aires y luego en Montevideo, para ponerles letras propias, tan ingenuas como espantosas, antes de hacérselas oír a mi familia, santa paciencia (risas). Tiempo después comencé a escribir las letras con su música y finalmente, luego de creer dominar ese arte, me decidí a escribir poesía, sin más, ya en la adolescencia, y también cuentos, que hoy prefiero no leer.

- ¿Y cómo era esa poesía incipiente?

- Por entonces, aprendiendo de Baudelaire, a quien descubrí en el liceo, buscaba las “correspondencias” ente las cosas, lo que me rodeaba y lo que sentía. Lo básico, ¿no? Debo decir que adquirí entonces una cierta habilidad en la adjetivación y luego en la metáfora. Entonces leía mucho a los surrealistas, gracias a un libro que encontré en la Feria de Tristán Narvaja, lo que tal vez sepa, es el más conocido marché aux puces del Uruguay: a Bretón, Artaud, Tzara, y también leía a los modernistas uruguayos Herrera y Reissig, Delmira Agustini, Juana de Ibarbourou… Hay poesías en mi libro que expresan esa estética surrealista, y otra dedicada a Juana misma, “Elogio a Juana de Ibarbourou".

- Precisamente, en la primera parte del libro, que es un poemario, Ud. se vale de diversos estilos, cosa que puede sorprender al lector desprevenido, aunque hay que reconocer que ese procedimiento le da inusitada variedad...

- Desde esa variedad, creo que hay una unidad subyacente, o al menos es lo que espero haber urdido. Los estilos para los temas que elijo son simplemente los que entiendo más apropiados a lo que quiero expresar. Es lo que busco hacer al componer música. ¿Por qué habría yo de refusar una forma de lenguaje, si todo el lenguaje se nos ha dado para utilizarlo a nuestro antojo cuando nos es necesario? En ese sentido, la idea de “viaje de múltiples paisajes” a través de la música del lenguaje poético me resulta seductora, para definir qué cosa son mis Diálogos, por aquello de que "para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro", como decía Emily Dickinson.

- ¿Sus referentes en poesía?

- Borges lo expresaba con meridiana claridad: un libro habla de otros libros. ¿Cuáles son esos libros que he leído y amado? Y bueno, en poesía al mismo Borges, un maestro y ya un clásico en vida a quien vuelvo siempre con renovado placer, pero también Carlos Sábat Ercasty, un uruguayo penosamente olvidado de obra profusa y alto vuelo siempre -sus poesías parecen esculturas-; Juana de América, por cierto, o Bécquer, Rubén Darío, los místicos españoles, etcétera.

- ¿Entiende que hay público para la poesía hoy por hoy?

- Hoy por hoy el público se vuelca mayoritariamente a la novela, un género del que no soy muy afecto, y que hace las veces de largometraje en papel. A su lector le interesa sumergirse en universos cada vez más complejos, sentirse inmerso en ellos, entrar en la piel de sus personajes, oler lo que huelen, escuchar lo que escuchan. Y la poesía, más modesta en sus pretensiones, queda relegada a algún estante de las librerías, para un círculo de interesados mucho más reducido, diría que es una experiencia más íntima, entre el autor y el lector. Tampoco la industria editorial apuesta a este género, y pareciera que pervive más por acciones puntuales de municipios o entidades (concursos, festivales) que por los medios masivos. La autoedición y ahora también la edición bajo demanda, han dado y dan una mano a poetas y escritores muy valiosos. 

- Justamente, Ud. luego de publicar con editoriales reconocidas en Uruguay y en Francia, ha optado aquí por estas formas alternativas de publicar.

- Y lo seguiré haciendo a fin de publicar lo que quiero y cuando quiero. Sé bien lo que es estar detrás de los editores, y entiendo que ese no es mi juego. Tampoco persigo el “best-seller” ni apuesto a vivir de lo que escribo, por lo cual puedo dormir tranquilo.

- También de esa forma publicó hace diez años Por los caminos de Dios – Crónicas de un peregrino latinoamericano. 

- Y en el 2017 un trabajo de paleografía musical. Precisamente, vea Ud., Por los caminos de Dios es un libro de crónicas de viaje, pero desarrollado en forma de diálogo; un trabajo que debió haber salido mejor, prácticamente sin ninguna difusión y no obstante ello, recibió buena crítica.


- Diálogos, aparte de las trece poesías, incluye nueve narraciones, algunas breves, otras más desarrolladas, donde el tema musical siempre está presente; en algún caso es el asunto central, como en “El neuma”, o es el marco de acción, como en “Suite de Bach”. Pero el lector encuentra mucho más que eso en esa última sección. 

- Sí, hay temas, épocas, escenarios diversos, como diversas maneras de abordar la narración, distintos lenguajes. Jugar con el lenguaje o los lenguajes es mi juego, incluyendo el número que es una forma de expresar algo, sea una cantidad o una cualidad. Juego con el lenguaje como con todo, o con casi todo, vamos; la música en efecto, ocupando un lugar de honor, nobleza obliga.

- También con la historia.

- Es que no se puede aceptar la “Historia” con mayúscula, como una ciencia exacta, por más que la proteja Clío la antigua musa, y pese a Heródoto. Hoy hay una “historia oficial” como hay una “ciencia oficial”, lo que no quiere decir que sean inapelables. En “Tartaria Magna, el reino del Gran Khan o el imperio perdido” abordo ese controversial asunto.

- Un texto de ficción especulativa, que recuerda el “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” borgeano.

- No puedo negar que cuando lo escribía tuve bien presente esa magistral obra de Borges, cosa que expreso de manera elíptica allí en algún momento del relato. Ojalá el resultado artístico fuera análogo. En realidad, como le decía, no escribo obedeciendo a tal o cual movimiento, estilo o género. Ese tipo de catalogaciones es tarea de los críticos, esto es: los que escriben sobre lo escrito, haciendo de ese oficio a veces un trabajo de deconstrucción para ver el “cómo” y el “por qué”, u otras veces un trabajo de lisa y llana disección forense. Simplemente escribo por necesidad de hacerlo, y publico porque creo que el resultado puede proporcionar placer al lector. En este mundo inundado de información, como si de un nuevo diluvio se tratara, el ciudadano tiene acceso a toda la literatura creada por el hombre, sea en papel o también en formato numérico, por lo cual el hecho que seleccione mi libro y dedique parte de su tiempo a su lectura, ya para mí es un gesto que me distingue y halaga. En ese caso, encuentro allí otra forma de hacer el bien.
S.C.
Enrique Merello-Guilleminot - Dialogos - Poesías y relatos varios
Book on Demand, 2025.
124 pag. - 12,7 x 0,7 x 20,3 cm
ISBN 9788413731179 (papel)